Cuando el hombre actúa como una simple bestia, guiado por instintos primarios y endémicos, como la supervivencia y el deseo sexual, pierde toda posibilidad de alcanzar metas. Es necesario dejar que fluya siempre la capacidad de razonar, la inteligencia que permite que vivamos en armonía, para que, sin darse cuenta, los demás hagan lo que nosotros queremos.
El silencio de Gaudí - Juan David Morgan
Ediciones B
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